
Tecnología versus intimidad
Escrito el 02/02/2016Cada día que pasa se multiplican las personas y los dispositivos conectados. Esto hace que seamos una máquina de generar datos, datos que en la mayoría de los casa no sabemos donde acaban. Toda esa ingente cantidad de información, en muchos casos personal, que se vertimos a Internet cada día ya se la denomina el petróleo del siglo XXI. Pues bien toda esa información es pasada por una serie de filtros, como si del aceite refinado se tratase para su posterior venta.
Apps ¿gratuitas?
Hace tiempo mucha gente se llevaba la manos a la cabeza y protestaron enérgicamente porque la aplicación de mensajería Whatsapp le iba a cobrar al año 0,80 euros por utilizarla. La gente se movilizó en contra de tener que pagar tal cantidad de dinero por una aplicación que hasta ese momento había sido gratuita. Hace poco hemos sabido que Whatsapp ha quitado ese pago, según la compañía de por vida, pero ¿porqué a nadie le intriga que una app gratuita haya sido comprada por Facebook por 19.000 millones de euros?
Por los servidores de Whatsapp pasan millones de conversaciones privadas, y no tan privadas, de la vida cotidiana. Que más se puede pedir para pulsar que está pasando en el mundo sino las conversaciones privadas de las personas, conversaciones que no ponen en las redes sociales.
Privacidad y protección de datos
El 28 de Enero se celebra el Día de la Protección de Datos en Europa. Esta celebración, promovida por la Comisión Europea, el Consejo de Europa y las autoridades de protección de datos de los Estados miembros de la Unión Europea, tiene como objetivo principal impulsar entre los ciudadanos el conocimiento de sus derechos y responsabilidades en materia de protección de datos y privacidad.
Días como este se celebran para concienciar sobre el alcance para la intimidad personal de fenómenos como el Big Data o el Internet de las cosas. Además la irrupción de la tecnología wearable que cuenta con unas previsiones de crecimiento altas, también supone una nueva vía de entrada a datos personales y a la posibilidad de que personas sin escrúpulos accedan a información sensible de las personas.
No se trata de ir en contra de la tecnología ni mucho menos, pero como en todas las cosas hay que utilizarla con mesura y sentido común. Por eso debemos ser críticos con los servicios que utilicemos, que no nos nuble la mente lo que podemos hacer de forma gratuita, pero a cambio tengamos que ceder datos como donde nos encontramos en cada momento.
A ver al final el precio de la app gratuita nos va a salir demasiado caro.
Carlos Alvarez Rivas

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